jueves, 12 de abril de 2012

Ciberbullying. Nuevos retos de la Criminología en el siglo XXI

En esta nueva entrada voy a hablar sobre el Ciberbullying y el importantísimo papel del criminólogo como profesional experto en prevención e intervención de la violencia, tanto en el aula como en los nuevos espacios de comunicación derivados de las nuevas tecnologías.

Y hablaré sobre Ciberbullying tras acudir al encuentro "Hablamos de educación: Niños y jóvenes ante la red. Seguridad informática", organizado por el Departamento de Educación de Gobierno de Navarra. En este encuentro se presentaron diferentes páginas web, blogs educativos, unidades didácticas, y se ofrecieron cifras oficiales de denuncias de menores víctimas de ciberbullying. 

También se señaló que las cifras oficiales de bullying en Navarra son menores a las obtenidas en el resto de España. Y yo añado: un solo menor víctima de bullying ya debe preocuparnos y hacernos actuar para mejorar en prevención/intervención.

En la gestión actual: ¿qué puede aportar (y debe) el criminólogo para disminuir la victimización de estos menores e intervenir con los ciberagresores

El criminólogo aporta algo FUNDAMENTAL hoy en día, la mejora en la gestión de los recursos económicos empleados en la prevención e intervención delictiva. 
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Introducción. Hablando de cifras
En el momento actual la edad de inicio a Internet se produce entre los 10 y 11 años, siendo el correo electrónico y la descarga de música y películas los servicios más utilizados.  
El acceso a Internet es diario, con una media de 14,5 horas a la semana. 
Un 65% de los niños dispone de teléfono móvil propio (90% entre los 15-16 años). 
Conclusión: Los adultos utilizamos Internet. Los menores viven en Internet: estudian, charlan, escuchan música. (Datos obtenidos de Inteco. www.inteco.es)

¿Qué es el ciberbullying?
El ciberbullying está conformado de muchas de las particularidades del acoso entre iguales en el aula tradicional, pero trasladando el escenario desde el patio del colegio a la singularidad propia existente en el ciberespacio. 

La existencia de características específicas, como la contracción de la distancia en el ciberespacio y la expansión de la capacidad comunicativa, la contracción del tiempo (como consecuencia de lo anterior), la deslocalización y el anonimato (entre otras), hacen que el ciberbullying de lugar a una nueva victimización, en muchos casos más potente y más difícil de detectar.





¿Cómo debemos intervenir?
En primer lugar, y antes de realizar cualquier intervención, debemos preguntarnos ¿qué realidad tenemos? ¿qué tipo de menor es el más susceptible? ¿cómo es el agresor con el que debemos trabajar en los centros escolares?


Uno de los principales problemas que tenemos en este país (y, bajo mi punto de vista, una de las causas relacionadas con la actual crisis económica) es que realizamos políticas sin realizar un estudio previo para analizar a quién deben ir dirigidas (eficacia y eficiencia).

Está muy bien, no digo que no sea así, que se abran blogs informativos para padres, que se creen unidades didácticas, trípticos informativos, anuncios efectistas, etcétera, pero ¿a quiénes van dirigidas estás acciones si previamente no hemos realizado un estudio en el que sepamos a qué tipo de víctima es a la que tenemos que llegar? 

Desde la Criminología tenemos las herramientas adecuadas para analizar y estudiar qué víctimas potenciales tenemos en nuestras aulas, y qué características tienen los acosadores, de manera que los recursos (pocos o muchos) que tengamos, vayan dirigidos directamente al problema. 

No podemos basarnos solo en cifras oficiales, en denuncias. Los menores que son víctimas de ciberbullying muchas veces son los más vulnerables, los que menos recursos de comunicación tienen, los que tienen un autoestima más baja y que no confían en nadie. Muchas veces, quizás ni sepan que están siendo victimizados, solo saben que lo están pasando mal. No denuncian, ni lo harán, por lo que no aparecerán en cifras oficiales. Pero los especialistas en victimología sabemos cómo llegar a ellos.


No debemos gastar los recursos utilizando datos generales, nacionales (si existen) o memorias de otras instituciones de las que muchas veces nos confiamos sin observar su metodología de estudio. Seamos serios. Hagamos políticas serias. Gestionemos bien y, sobre todo, ayudemos a estos menores víctimas que, realmente, están pasándolo mal.


Os dejo con el siguiente vídeo, que describe muy bien los peligros ante los que se encuentran nuestros menores cuando navegan solos por Internet, más allá del ciberbullying. Pero esto es tema de otra entrada, más adelante...








Un saludo y gracias por leerme!